Hay unas fisuras que salen en algunas fachadas que parece que hacen el dibujo de una piel de cocodrilo. Normalmente, aparecen tras la rehabilitación de fachadas en casas antiguas con muros de piedra.
En realidad, aunque su forma es similar, existen dos tipos de fisuras que tienen esta forma tan peculiar. Las dos son fisuras superficiales cuya profundidad coincide con el grosor del enfoscado, pero se diferencian por el momento en el que aparecen. Estos dos tipos de fisuras son:
- Afogarado: surgen durante la ejecución del enfoscado por retracción plástica. O sea, surgen cuando el albañil aún está realizando el trabajo.
Las causas que provocan estas fisuras suelen ser: utilizar un cemento inadecuado o aplicarlo cuando ya ha empezado a fraguar, no regar la zona si hace mucho calor y que existan impurezas en la arena.
- Retracción por acomodación: surgen en enfoscados endurecidos que están sometidos a grandes saltos térmicos. Aquí ya los albañiles han terminado.
La causa más habitual es que los paños tengan un mayor espesor de enfoscado y estén sometidos a fuertes cambios de temperatura por la acción solar, es más usual en fachadas que reciben el sol por la tarde. También puede ser que se desconecte el enfoscado del paño.
La importancia de estas fisuras hay que decir que es leve, ya que sólo afecta al enfoscado, son superficiales.
Como posible reparación, creo que la más idónea es picar la pared y aplicar un nuevo enfoscado, sin emplear grandes espesores y si es necesario, aplicarlo de dos veces. Si existen diferentes grosores (por eso decía que suele ocurrir en muros de piedra), introducir una malla que evite la fisuración. Y, además de emplear el mortero adecuado, intentar ejecutarlo en época no calurosa y, si es necesario, regar la pared para enfriarla y volver a regar durante el fraguado.