Antes de empezar, vamos a aclarar de a qué tareas no nos referimos:
Tarea: trabajo concreto que se acuerda con los operarios con el fin de que cuando finalicen por completo dicho trabajo, se puedan marchar terminando así su jornada laboral, se la hora que sea.
Ejemplo: estamos haciendo una pared que empezamos el lunes. Esta pared es de 105 m2. Bien, pues cuando llegamos al jueves nos damos cuenta que se están haciendo 20 m2 al día. Por tanto, para el viernes habremos hecho 100 m2 quedando para el lunes 5 m2. Después de darnos cuenta pensamos: “si lo termináramos el viernes podríamos empezar un trabajo nuevo el lunes y no tener que ponernos con esto para un rato…”
Pues ahí es cuando podemos utilizar las tareas. Se puede llamar a los operarios y proponer: “os doy de tarea lo que queda de pared y cuando acabéis os vais a casa”.
Como es viernes y se pueden ir antes a casa aceptarán, no pararán a almorzar y, a lo mejor, ni a comer y seguro que terminan la pared con tiempo de sobra. Hemos conseguido incentivar a los trabajadores, ellos se han ido antes a casa y nosotros hemos conseguido terminar el trabajo a tiempo. Una ventaja para todos.
Algunos dirán que si hoy han hecho 25 metros, los otros días también habrían podido pero están equivocados. Si vas con tu coche a 200 km/h al coche se le gasta la gasolina antes que si vas a 100, lo mismo les pasa a las personas, si empiezas a trabajar al límite, nos aguantarás toda la semana a ese ritmo.
Otros dirán que si no han terminado su jornada laboral, tendrán que hacer otro trabajo hasta que llegue la hora. Pues no, ellos se han esforzado sacrificando incluso su almuerzo precisamente para terminar antes.
A mí personalmente me gustan las tareas siempre y cuando sea un beneficio para todos y, desde aquí, animo al no lo haya probado a que, si se da la situación adecuada, se lo proponga a sus trabajadores, seguro que no se arrepiente.